miércoles, 5 de septiembre de 2007

Naufragio Aurora

EN BUSCA DEL AURORA
"La vida de cada hombre es
un camino hacia sí mismo,
el intento de un camino,
el esbozo de un sendero"
Hermann Hesse

En 1968 un joven se acercó al Centro de Actividades Submarinas (C.A.S.). Manifestaba conocer el lugar donde había naufragado un viejo Galeón, que transportaba lingotes de plata en su bodega. Collado y otros socios del C.A.S. lo escucharon ávidamente, comprendiendo que lo relatado por aquél carecía de fundamento ya que sus expresiones eran inciertas.Hubiese resultado anecdótica la referencia, si no fuese que a Collado el tema lo absorbía. Después de ese casual contacto, aquél "viejo Galeón hundido cargado con lingotes de plata" quedó prendido en sus pensamientos y volvía recurrentemente a su memoria.Una tarde mientras se encontraba en la Biblioteca de la Universidad, donde cursaba la carrera de arquitectura, consultaba los archivos en busca de un texto para la materia que preparaba para examinar. Decidió realizar un cambio drástico y se dirigió a la sección "Libros de Tesoros". Fue una sorpresa encontrar tantas obras sobre el tema, en una biblioteca tan técnica como la de la Facultad de Arquitectura. Llamó su atención un libro escrito por el autor norteamericano Henry E. Rieseberg en 1935, traducido y editado por la Editorial Peuser, en Buenos Aires, en 1954, que con su estilo simple y directo, relataba aventuras basadas en hechos ciertos. Cuando ya casi llegaba al final, en un capitulo se detallaba la lista de más de 300 naufragios, supuestamente con tesoros en sus bodegas.Recorrió la lista, que estaba ordenada cronológicamente por las fechas de los siniestros, y al llegar a los que correspondían al año 1772 se detuvo en el Galeón "Aurora", que misteriosamente estaba subrayado con lápiz. Le intrigó el hecho y supuso que alguien, con sus mismas inquietudes, habría buscado datos sobre tesoros sumergidos. De inmediato recordó la visita de aquel misterioso joven, que un día llegó al C.A.S. y les habló sobre el lugar donde se encontraba un Galeón hundido, con sus bodegas repletas de lingotes de plata.Los datos simplemente especificaban: fecha del hundimiento, 18 de agosto de 1772, procedencia: España, el monto aproximado de la carga que transportaba: U$S 2.500.000, valores estos estimados en el año de la edición norteamericana del libro, 1935 y finalmente, lugar del hundimiento: Montevideo (República Oriental del Uruguay).

Un fantástico deseo
El detalle de estos datos tan generales, puso en funcionamiento el fantástico deseo de lanzarse a la búsqueda de la "Aurora".Un fiel amigo, que además compartía su "pasión" por el buceo, Luis "O", se encargó a través de un suscriptor de la "Enciclopedia Británica" de pedir datos sobre la "Aurora".Al poco tiempo recibieron una carta, fechada en sus oficinas de Chicago, que les informaba, en principio de tres libros donde existían datos sobre el Galeón Aurora.Uno era "The treasure Diver´s Guide" de Potter John S. Jr. , el otro "1001 Lost Buried On Sunken Treasures" de Coffman F.L. y finalmente el tercero, "Fell´s of the world" de Mikalow y Rieseberg.El libro de Rieseberg y Mikalow editado en Nueva York, en 1965, en sus páginas 89, 92 y 93 decía lo siguiente: "En el puerto de Montevideo donde el Río Paraná y el Uruguay desaguan en la Bahía, en lo hondo, debajo de los desechos del puerto, arena y sedimentos, descansa un tesoro de 2.500.000 dólares provenientes de las minas de plata de Chile. El Galeón que trajo esta enorme riqueza fue la "Aurora", nave española que se quebró en pedazos en una espantosa tormenta, en agosto 17 de 1772, y naufragó cerca de un viejo y antiguo polvorín, a unas 700 yardas al sudeste de las rocas, en la bahía conocida como "Piedras de Pedro".Buceadores nativos han recobrado recientemente una parte pero lo encontrado fue insignificante.Coffman en su libro "1001 tesoros perdidos, enterrados o hundidos", editado en Nueva York en 1957, en sus páginas 224, 246 y 556 ponía esta referencia: "500 yardas hacia el sudeste de las rocas, en la bahía de "Piedras de Pedro", en el puerto de Montevideo, Uruguay, descansan el casco del viejo Galeón español "Aurora" hundido en una tormenta en agosto de 1772. Este Galeón estaba cargado con barras y láminas de plata, procedente de las minas de Chile. En 1880, una draga en el puerto levantó una barra de plata en el lugar arriba mencionado; ella pesaba 70 libras y tenía inscripta la fecha "1772" y la marca acuñada del fundador, que la identificó como parte de la carga de la "Aurora". El Gobierno Uruguayo Permitirá a cualquier persona responsable, intentar el salvataje de este cargamento en igualdad de condiciones. Esto debería ser una operación simple, puesto que no requiere el uso de equipo pesado tal como aspiradoras y chatas cernidoras para filtrar la arena y fango del fondo del puerto. El peso de las barras de plata posiblemente las ha hundido profundamente en el fondo y ellas deberán ser destapadas por succión o por un aspirador de arena. El valor estimado de este cargamento es de más de 2.000.000 de dólares, en valores actuales.El libro de John Potter Jr. , hacía una referencia de Coffman aportando los mismos datos.

Operación Aurora
La información era fantástica. Bastaba sólo tomar la iniciativa y lanzarse a la aventura. Con la lectura de los últimos párrafos de la carta, ya la habían adoptado. Junto con Luis "O", Collado se puso en marcha y nació la operación rescate de la "Aurora".
El capital lo aportó Collado, "alma mater" de la idea y provino de la venta de un pequeño departamento que había heredado. Con el dinero "contante y sonante" en sus manos, compró un jeep, acondicionó la "Tiky", -su lancha expedicionaria- y adquirió equipo: tanques de buceo, un compresor para la "Sorbona", una bomba de agua, combustible y víveres. Con el dinero que sobró, muy poco por cierto, habilitó una pequeña caja chica que funcionó en el bolsillo derecho de su pantalón.
Cargaron la Tiky y se lanzaron a la aventura después de esperar en vano que cesara un temporal del "sudeste", que venía azotando a Buenos Aires desde hacia varios días y zarparon, porque harto de la espera Luis "O" lo intimó la noche anterior. Las peripecias de ese viaje forman parte del anecdotario de Collado. En pleno río debido al temporal, la "Tiky" era sacudida como un juguete en medio del rugiente viento. Bordearon la costa del Uruguay pensando que a cada paso podían romper el fondo con alguno de los cascos hundidos.
Casi sin dormir, sin probar alimentos y "con el corazón en la boca" permanentemente, lucharon con el temporal el día y medio que insumió el viaje a Montevideo. Todo un record de navegación...! Ya en la ciudad y superadas las contingencias del azaroso viaje, se instalaron en el quinto piso de un departamento ubicado en Agraciada y Valparaíso, lugar desde donde podían observar la zona del hundimiento y parte del viejo polvorín "Las Bóvedas".
Pasó el tiempo, el dinero se agotó y consiguientemente llegaron los inconvenientes insalvables.
El proyecto había terminado sin los resultados esperados. Analizaron los pasos dados y de la autocrítica llegaron a la conclusión de que un fracaso, para un buscador de tesoros, sólo es una experiencia más.